"Todos los niños del mundo juegan, y esta actividad
es tan preponderante en su existencia que se diría que es
la razón de ser de la infancia. Efectivamente, el juego es
vital ; condiciona un desarrollo armonioso del cuerpo, de
la inteligencia y de la afectividad. El niño que no juega es
un niño enfermo, de cuerpo y de espíritu. La guerra, la
miseria, al dejar al individuo entregado únicamente a
la preocupación de la supervivencia, haciendo con ello
difícil o incluso imposible el juego, hacen que se marchite
la personalidad".
Tomados de http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001340/134047so.pdf